En el mundo del trabajo
Creencias y banca
 
Por Sheryl Jean
Sheryl Jean es reportera financiera del Pioneer Press, periódico de St. Paul, Minnesota. Copyright @ 2001 Pioneer Planet/St. Paul, Minnesota) Pioneer Press/Twin Cities.com
 

Abdirizak Bille, de Minneapolis, es un musulmán devoto que se vio en dificultades cuando decidió fundar un pequeño negocio de transporte en autobús. Bille necesitaba un préstamo para poner en marcha su negocio, pero la ley islámica tradicional prohíbe el pago de intereses, o reba. Hasta fecha muy reciente, las opciones para los empresarios musulmanes como Bille eran escasas. Pero en mayo, gracias a los nuevos esfuerzos de grupos de las Ciudades Gemelas (Minneapolis y Saint Paul), Bille pudo obtener por fin para su empresa, que transporta inmigrantes a sus clases de inglés, una financiación libre de intereses.

Bille financió un autobús escolar para 34 personas con los 15.000 dólares que obtuvo en préstamo del Centro de Desarrollo del Barrio en St. Paul. El grupo incluyó una ganancia de $2.000 en su plan de reembolso. Bille no paga intereses, pese a lo cual el centro gana un rendimiento anual porque los intereses han sido sustituidos por dicha ganancia.

"Prefiero no hacer negocios con tal de no involucrarme en asuntos de intereses", dijo Bille. Sin el financiamiento alternativo, habría tenido que ahorrar lo suficiente para comprar el autobús, o bien pedir a sus amigos que le prestaran dinero sin intereses, explicó.

La empresa Musulmanes de las Ciudades Gemelas ha dedicado el último año a instruir a funcionarios de gobierno, prestamistas y dirigentes cívicos sobre la necesidad de adaptarse a las creencias islámicas en otras formas de financiamiento. Los bancos responden que la regulación estricta les ha impedido tomar la iniciativa para satisfacer esa necesidad.

Líderes musulmanes y financieros coinciden en que no es sólo un asunto personal o religioso: también es un asunto de la comunidad y de interés económico. Declaran que la falta de un financiamiento aceptable ha retrasado los intentos empresariales islámicos y ha entorpecido la expansión de los negocios en las Ciudades Gemelas. Hay quien dice que esa carencia ha impedido a los musulmanes aumentar su riqueza, lo cual ha debilitado su impacto económico en la región.

En toda la nación, la comunidad islámica va creciendo en número y riqueza. Los musulmanes que viven en Estados Unidos tienen un ingreso per cápita de entre 35.000 y 45.000 dólares, muy por encima del promedio nacional de entre 24.000 y 27.000 dólares, según datos de la revista Islamic Horizons.

Se estima en 75.000 el número de musulmanes que viven en las Ciudades Gemelas (a partir de una cifra aproximada de 45.000 que había hace cinco años) y 100.000 de ellos viven en Minnesota.

En las clases de administración de empresas, algunos grupos sin fines de lucro han visto la necesidad de crear otro tipo de financiación, sobre todo para los inmigrantes somalíes recientes que tienden a ser más respetuosos de la religión islámica. Minnesota cuenta con una de las poblaciones de refugiados somalíes más numerosas de la nación, la cual se estima hasta en 40.000 personas.

Mike Temali, director ejecutivo del Centro de Desarrollo del Barrio en St. Paul, fundó Reba Free Investments en el curso de este año para proveer financiación a la pequeña empresa. Había sido testigo del desaliento de los inmigrantes musulmanes en todos sus intentos de abrir una empresa, porque no podían obtener un préstamo.

Al presente, varios programas locales de financiación islámica se han iniciado o están en la fase de planificación:

Tanto la Phillips Community Development Corp. como la Agencia de Minneapolis para el Desarrollo de la Comunidad financiaron en fecha reciente a un propietario islámico de una empresa, sustituyendo los intereses por cuotas administrativas. Ambos buscan la forma de hacer que sus programas sean aceptables para los musulmanes más ortodoxos.

El Consorcio de Agentes de Desarrollo de la Comunidad de Minneapolis ha ofrecido dos tipos de financiamiento a base de cuotas para empresarios islámicos, en un programa piloto. Este grupo sin fines de lucro desea establecer un microfondo de capital empresarial en el curso de dos años para proveer a las necesidades de los musulmanes y otras personas. También está explorando otras opciones de financiación.

Dalsan Auto Dealer, distribuidor somalí de autos usados, fue inaugurado hace un año en Minneapolis para vender vehículos y brindar a sus clientes financiación libre de intereses.

En toda la nación, un puñado de compañías como American House Finance Lariba y MSI Financial Services ofrecen a los residentes de Minnesota automóviles y equipo en préstamo y también financiación sin intereses para viviendas y empresas. Algunos esfuerzos locales se han centrado también en la adquisición de viviendas por los islámicos.

Un grupo de las Ciudades Gemelas trabaja para crear una caja de ahorro y crédito islámica.

Algunos bancos, como Wells Fargo & Co. y University Bank, ya buscan la forma de fomentar la creación de empresas y la compra de una vivienda propia entre las personas islámicas.

"Esta actividad es muy necesaria", dijo Wafiq Fannoun, consultor de muchos grupos no lucrativos y bancos de las Ciudades Gemelas que desean saber cómo proveer financiación a los islámicos. "ste ha sido un objetivo que la comunidad musulmana de esas ciudades ha estado luchando por alcanzar desde hace 10 años.

"Muchos musulmanes de Minnesota no tienen más remedio que solicitar un préstamo bancario tradicional. Lo hacemos sólo por necesidad. Así es el sistema y no se puede cambiar de la noche a la mañana, pero esto es un comienzo".

Hamdy El-Sawaf, director ejecutivo del Centro Islámico de Minnesota, dijo que el Islam es la religión de más rápido crecimiento en el mundo, pero que los musulmanes todavía están luchando para ser mejor comprendidos a nivel social.

Biografía y derechos de la autora

Sheryl Jean escribe reportajes de negocios en el Pioneer Press, periódico de St. Paul, Minnesota.

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SE PROHIBE COBRAR O PAGAR INTERES

Los musulmanes de Africa, Asia, la India, el Medio Oriente y Europa Oriental tienen una religión fundada hace 1.400 años. La ley islámica o sharia se basa en el Corán, el libro sagrado de Dios, y en las enseñanzas del profeta Mahoma.

La ley islámica prohíbe estrictamente dar o recibir intereses. Según la creencia de los musulmanes, en todas las transacciones financieras se debe mantener la armonía económica. No se puede aceptar que una persona acomodada se beneficie al prestar dinero a otra menos afortunada. El dinero se comparte como un medio que ayuda a la prosperidad de toda la comunidad.

Esa creencia puede afectar la forma en que los musulmanes financian una vivienda, un automóvil o su educación; fundan una empresa, pagan sus cuentas y usan tarjetas de crédito.

El pago de interés puede ser un obstáculo mayor o menor según el grado de ortodoxia de cada musulmán. Muchos de los más tradicionales de las Ciudades Gemelas no poseen una vivienda ni tienen una cuenta de ahorros en el banco. En el caso típico, si tienen una cuenta de ahorros donan los intereses a obras de caridad.

Los acuerdos de financiación que acepta la ley islámica son: los convenios de compraventa y compraarrendamiento, los préstamos sin intereses, los contratos de costo más ganancias, la inversión en acciones y las sociedades mercantiles.

En mayo, Osman Ali se sirvió de un acuerdo de compraventa para fundar una empresa que se dedica a vender cerca de 400 comidas a la semana y proveer eventos para Tariq's, un restaurante somalí de Minneapolis. El Centro de Desarrollo del Barrio compró un Dodge Caravan 1995 y algún equipo, y lo revendió todo a Ali con una ganancia de 5.323 dólares, a cambio de pagos mensuales de 443,64 dólares durante un año.

En cambio, otros musulmanes de las Ciudades Gemelas no cuentan con tantas opciones y han tenido que usar sus ahorros y depender de la generosidad de familiares y amigos, tal como lo han hecho otros grupos de inmigrantes. Algunos más, en especial la comunidad somalí, reúnen su dinero en un fondo grupal, un poco al estilo de un club de inversión.

Una de esas personas es Halimo Yusef, quien hace un año abrió una tienda de ropa llamada Beautiful Woman en el Karmel Souk, un pequeño centro comercial somalí en Minneapolis. Yusef, su socio somalí y los dueños de otras cuatro tiendas de ese centro formaron un fondo de financiación: cada tienda aporta 1.000 dólares en un mes determinado y una de ellas recibe los 5.000 dólares, según se explica. Al mes siguiente, los 5.000 dólares se le entregan a otra tienda y así sucesivamente hasta que las cinco han recibido dicha cantidad. Luego se repite el ciclo.

Yusef usa la infusión de dinero sin intereses para reabastecer su tienda con ropa, artículos de tocador y productos domésticos de Chicago, Nueva York y el exterior. Pero tan sólo para no tener pérdidas o expandirse, necesita más dinero para comprar más mercancía.

"En general, las comunidades de inmigrantes son muy ingeniosas y suelen reunir dinero entre sus parientes", dice Ed Lambert, director ejecutivo del Consorcio Minneapolis, una asociación de corporaciones no lucrativas para el desarrollo de la comunidad en el área de Minneapolis. "Pero hay muchos [musulmanes] que no cuentan con parientes capaces de darles ese tipo de apoyo".

Al buscar financiación de otras fuentes, los musulmanes pueden hallar obstáculos en forma de leyes estatales y federales. Además, muchos de los grupos sin fines de lucro que los tratan de ayudar han tenido problemas de financiación.

Por ejemplo, antes de este año los musulmanes no tenían acceso al programa del Centro de Desarrollo del Barrio, pues éste se quedó sin fondos. El centro esperaba turno para recibir dinero del programa de iniciativa urbana del Departamento de Comercio y Desarrollo Económico de Minnesota, pero tropezó con un obstáculo legal inesperado. La ley estatal prohíbe que se usen fondos de préstamo del estado para comprar equipo y luego arrendarlo a una empresa, nos explica Bart Bevins, quien administra el programa de Iniciativa Urbana de dicho departamento.

Bevins cree factible que el año próximo se proponga una enmienda legislativa. Entre tanto, el Centro de Desarrollo del Barrio recibió el mes pasado una donación de 100.000 dólares de la Fundación Minneapolis para su Programa Libre de Intereses y espera recibir dinero también de otras fuentes, dijo Temali.

LOS BANCOS SE RETRAJERON

Los esfuerzos de financiación para islámicos en Twin Cities han estado a cargo de grupos sin fines de lucro, no de los bancos, porque éstos últimos dicen que están atados por la reglamentación. Un cambio en las reglas para dar cabida a los musulmanes alteraría en forma radical la industria de la banca, que por tradición es muy lenta en adoptar las innovaciones.

"Es un nuevo territorio para los reguladores", dijo David Reiling, presidente del University Bank de St. Paul. "Ellos no van a inventar nada y no van a decir que usted puede hacerlo. Pero una vez que alguien lo hace, si la innovación no da lugar a una violación flagrante a la regulación, la vigilan muy de cerca y ven cómo funciona".

Los bancos han ampliado su alcance y sus conocimientos para incluir a grupos étnicos como los latinos y los asiáticos, pero la financiación de los islámicos implica un riesgo mayor porque requiere una nueva estructura de operación y no sólo un nuevo nombre para el mismo viejo producto. Pero Muffie Gabler, vicepresidente de desarrollo de la comunidad de Wells Fargo para el Medio Oeste, explica: "Esto es algo de lo que tenemos que estar concientes y debemos afrontar porque se trata de mercados emergentes... y esa es la parte creciente de nuestra base de clientes".

Es posible que una respuesta a las dificultades financieras de los musulmanes sea la Cooperativa de Crédito Islámica de Minnesota que un grupo de musulmanes trata de crear para desarrollar un sistema financiero dentro de los lineamientos islámicos. Sería la primera cooperativa de crédito islámica en este país.

El grupo, que se ha dedicado a instruir a los musulmanes sobre lo que es una cooperativa de crédito, está reuniendo peticiones para hacer una recaudación de fondos; además, este mismo año creó un sitio web en www.icumn.org y publicó folletos educativos que se entregan como obsequio en eventos islámicos, informa Fawzi Awad, uno de los organizadores. Awad desea que en este otoño se pueda proponer al estado una cooperativa de crédito, pero aún no se ha dirigido a las agencias estatales o federales de regulación.

"No queremos que crean que tratamos de establecer algo fuera de la norma, pero deseamos crear algo en lo que podamos creer", dice Awad. "Esta podría ser la solución para algunos de los problemas que enfrentamos en la sociedad".

 
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