Los dirigentes de gobiernos democráticos gobiernan con el
consentimiento de sus ciudadanos. Esos líderes son
poderosos, pero no porque manden ejércitos o por su riqueza
económica, sino porque respetan los límites que el
electorado les impone en una elección libre y equitativa.
Por medio de elecciones libres, los ciudadanos de una democracia
confieren a sus dirigentes los poderes que han sido definidos por
la ley. En una democracia constitucional el poder está
dividido, de modo que la legislatura elabora las leyes, la
autoridad ejecutiva las aplica y ejecuta, y la rama judicial
trabaja con independencia.
Los dirigentes democráticos no son ni dictadores
elegidos ni "presidentes vitalicios". Desempeñan sus cargos
por períodos fijos y aceptan los resultados de elecciones
libres, aun cuando eso signifique perder el control del
gobierno.
En las democracias constitucionales, la autoridad ejecutiva
suele estar limitada en tres formas: por un sistema de frenos y
contrapesos que implica la separación de los poderes
ejecutivo, legislativo y judicial en el gobierno nacional; por el
federalismo, que divide el poder entre el gobierno nacional y los
gobiernos de los estados y municipios; y por las garantías
constitucionales de los derechos fundamentales.
En el nivel nacional, el ejecutivo está limitado por la
autoridad constitucional conferida a la rama legislativa y por una
rama judicial independiente.
En las democracias modernas, la autoridad ejecutiva suele
estar organizada en una de dos formas: como un sistema
parlamentario o como un sistema presidencial.
-
En un sistema parlamentario, el partido de la mayoría
en la legislatura constituye la rama ejecutiva del gobierno,
encabezada por un primer ministro.
-
En un sistema parlamentario, las ramas legislativa y ejecutiva
no se diferencian del todo una de otra, ya que el primer ministro
y los miembros del gabinete provienen del parlamento. En esos
sistemas, la oposición política es el principal medio
para limitar o frenar la autoridad del ejecutivo.
-
En un sistema presidencial, el presidente es elegido en forma
separada de los miembros de la legislatura.
-
En un sistema presidencial, tanto el presidente como la
legislatura tienen sus propias bases de poder y sus respectivos
electorados políticos, y éstos les imponen frenos y
contrapesos en forma recíproca.
-
Las democracias no requieren que sus gobiernos sean
débiles, sino sólo limitados. Por esa razón,
las democracias pueden ser lentas en llegar a un acuerdo sobre
asuntos nacionales; sin embargo, cuando lo hacen, sus dirigentes
pueden actuar con gran autoridad y confianza.
-
Los dirigentes de una democracia constitucional funcionan en
todo momento dentro del estado de derecho que define y restringe su
autoridad.
El poder legislativo >>>>
|