Una prensa libre informa al público, pide cuentas a los
dirigentes y es un foro para el debate de los asuntos de
interés local y nacional.
Las democracias fomentan la existencia de una prensa libre.
Una rama judicial independiente, una sociedad civil que consagra el
estado de derecho y la libertad de expresión son factores
que propician una prensa libre. Ésta debe contar con
protección legal.
En las democracias, el gobierno debe rendir cuentas de sus
actos. Por lo tanto, los ciudadanos esperan ser informados de las
decisiones que sus gobiernos toman en su nombre. La prensa facilita
ese "derecho de saber", al ser un vigilante del gobierno, ayudar a
los ciudadanos a pedir cuentas a las autoridades y cuestionar sus
políticas. Los gobiernos democráticos conceden a los
periodistas acceso a las reuniones y los documentos del sector
público. Ellos no imponen restricciones previas a lo que los
periodistas pueden decir o publicar.
La prensa, por su parte, debe actuar con responsabilidad. Por
medio de asociaciones profesionales, consejos de prensa
independientes y "ombudsmen" -críticos dentro e la
organización que atienden las quejas del público-, la
prensa responde a quienes se quejan de sus excesos y rinde cuentas
de sus actos.
La democracia requiere que el público tenga opciones y
tome decisiones. Para que el público confíe en la
prensa, los periodistas le deben ofrecer reportajes basados en los
hechos, obtenidos de fuentes de información fidedignas. El
plagio y los reportajes falsos son factores que perjudican a una
prensa libre.
Las agencias de prensa deben formar sus propios consejos
editoriales, independientes del control gubernamental, con el fin
de establecer una división entre el proceso editorial y las
funciones de obtener y difundir la información.
Los periodistas no deben dejarse influir por la opinión
pública, sino sólo por la búsqueda de la
verdad con la mayor fidelidad posible. Una democracia deja que la
prensa se dedique a la tarea de recabar y difundir las noticias sin
temer al gobierno ni recibir favores de él.
Las democracias fomentan una lucha sin fin entre dos
principios: la obligación del gobierno de proteger la
seguridad nacional y el derecho de la gente a enterarse de los
hechos, basado en la habilidad de los periodistas para acceder a la
información. A veces el gobierno necesita limitar el acceso
a la información que considera demasiado sensible para su
difusión general. Sin embargo, en las democracias
está plenamente justificado que los periodistas busquen
dicha información.